lunes, 25 de febrero de 2019

SISTEMA VISUAL HUMANO

Sistema Visual Humano

Aunque suele decirse que el ojo humano es el órgano de la visión, en realidad es más correcto decir que es el órgano en el que comienza la visión, la primera etapa de lo que suele denominarse el “sistema visual humano”. Esta aclaración, no pretende en absoluto desmerecer la importancia del ojo humano, sino simplemente poner al lector en conocimiento de que en realidad puede decirse que “miramos con los ojos” pero “vemos con el cerebro”. Son numerosas las disciplinas científicas (óptica, fisiología, neurología, psicología, etc.) que investigan sobre distintos aspectos del sistema visual humano. Todas ellas intentan dar explicaciones a las distintas etapas del complicado proceso que hace que, a partir de la luz emitida por las fuentes o reflejada por los objetos, mediante su absorción en los fotopigmentos retinianos y la transmisión de una serie de impulsos eléctricos a través de nuestro sistema nervioso, se forme finalmente en nuestro cerebro una determinada imagen del mundo exterior. 
El ojo humano puede considerarse un sistema óptico (conjunto de superficies que separan medios con diferente índice de refracción), que permite formar la imagen de objetos exteriores en el plano de la retina. La córnea y el cristalino son los dos componentes ópticos del ojo humano que modifican las trayectorias de la luz haciendo que la imagen se forme en el plano retiniano, como hacen las lentes que constituyen el objetivo de una cámara fotográfica. Entre la córnea y el cristalino hay una sustancia líquida llamada humor acuoso. Antes del cristalino tenemos el iris, cuya abertura central (pupila) puede variar de tamaño, lo que permite regular la cantidad de luz que entra en el ojo. El humor vítreo es una sustancia gelatinosa que ocupa el 80% del globo ocular: toda la zona comprendida entre el cristalino y la retina. La zona de la retina que permite una visión con el máximo detalle o resolución se conoce con el nombre de fóvea. Las señales producidas cuando la luz actúa sobre los pigmentos existentes en los fotorreceptores de la retina salen del ojo por medio del nervio óptico, que agrupa alrededor de un millón de fibras para cada retina. 
Las fibras de los nervios ópticos de ambas retinas alcanzan el quiasma, donde las hemirretinas nasales de cada ojo (no las de las hemirretinas temporales) se cruzan al lado opuesto del cerebro, formando los llamados tractos ópticos, que terminan en los correspondientes núcleos geniculados laterales. El tracto óptico derecho lleva información correspondiente al semicampo visual izquierdo, mientras que el tracto óptico izquierdo lleva información correspondiente al semicampo visual derecho. La información de cada uno de los dos núcleos geniculados laterales se dirige al polo occipital de la corteza cerebral del mismo lado, donde se sitúa el área visual primaria, corteza visual, o córtex visual. 
El procesamiento de la información visual es complejo a nivel de la retina, pero es más complejo aún al llegar a los núcleos geniculados laterales, y al córtex visual. Las señales de distintos fotorreceptores se combinan y comparan produciendo respuestas oponentes de las células ganglionares de la retina, cuyos axones constituyen el nervio óptico. A su vez las señales de salida de los núcleos geniculados laterales también se comparan y combinan, y este proceso continúa hasta llegar al área V1 del córtex visual, que es la principal responsable de la percepción visual. Mediante imagen cerebral basada en técnicas de resonancia magnética nuclear es posible visualizar las zonas del cerebro activadas por distintas percepciones. La interacción en el cerebro entre percepciones visuales de distinta naturaleza es también un hecho, consecuencia de la complejidad del sistema visual humano que venimos indicando. (Comité Español de Iluminación)


Véase también en:
https://www.lucescei.com/estudios-y-eficiencia/extractos-libro-blanco-de-iluminacion/el-sistema-visual-humano/

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